350m2

Pablo Aguilar

Una de las muchas maravillas de la Ciudad de México es su carga patrimonial e histórica reflejada en cientos de colonias, en detalles y mobiliario urbano o arquitectónico –y por supuesto– en muchos inmuebles.

Nuestra comisión tuvo la inmensa fortuna de ser en una antigua casa en la colonia Escandón; colonia cuyos orígenes se remontan a la famosa Hacienda de la Condesa, fundada a finales del siglo XIX y principios del XX. Dicha casa tiene su origen en los principios del siglo XX contando en su haber con un poco más de 100 años de existencia. Remodelar un inmueble de semejante edad requiere no sólo de un respeto por su valor patrimonial si no un extenso estudio de sus capacidades técnicas, estructurales y características arquitectónicas.

El proceso del proyecto inició con un intenso desmantelamiento de varias capas de acabados que se encontraban a modo de parche. Al desmantelar el falso y plástico maquillaje nos encontramos con los huesos de la casa. Muros de tabique con mas de 30 centímetros de ancho; sin castillos o cadenas, losas y alfardas de madera de oyamel, pisos de granito y chimeneas de cantera maciza; en pocas palabras, una biblioteca de hermosos y únicos recursos arquitectónico que merecían; por primera vez en 70 años, ser el verdadero protagonista de la casa.

A la casa se le hicieron intensas reestructuraciones y actualizaciones en cuanto a servicios e instalaciones; una adaptación de nuevas estructuras de acero para dar cabida a nuevos espacios y y la eliminación de otros. Se rescató y trató toda la estructura de madera existente, para que pudiese seguir siendo el soporte principal de la casa y se le dió un papel protagónico en el sentido estético y finalmente la incorporación de nuevos acabados porcelánicos. El ejercicio, desde nuestra perspectiva, nos pedía sacar a relucir los elementos originales de la casa y con los menores gestos posibles darles a dichos elementos el protagonismo que no habían tenido sin sacrificar la funcionalidad que sus habitantes requerían.

El trabajo de un arquitecto en ciudades como la Ciudad de Mexico requiere de humildad para saber cuando lo que se requiere del oficio es dar un paso atrás y dejar que la belleza del proyecto original se jerarquice por encima de las intenciones y el ego de arquitecto; aunado a facilitar las necesidades técnicas y funcionales del cliente. Dicha conjunción llevó a un proyecto sumamente atractivo, respetuoso con el patrimonio y sumamente funcional; extendiéndole la vida a un inmueble que había sido sometido a un estado prácticamente catatónico.

Jaime Navarro Estudio